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Ser geek en Venezuela

Todo geek que se precie tiene ciertas necesidades básicas y los venezolanos no somos la excepción: Smartphones, laptops, conexión permanente a internet, acceso a la información y -sobre todo- poder adquisitivo para llenarnos de cacharros que adoramos aunque no los necesitemos para nada.

Eso hace que Venezuela sea tan curiosa en ciertos aspectos referentes a la tecnología. Por un lado, somos uno de los países con mayor penetración de Blackberry, tanto así que la gente de RIM se vió en la obligación de saber que no somos un país africano, tenemos conexiones a internet apestosas pero rentables y aún podemos darnos el lujo (en muchos casos) de tener televisión por cable.

Por otro lado, somos un país con un férreo control de parte del Estado en lo referente a la adquisición de dólares, ya sea para viajes (en cuyo caso es el propio estado quien te dice cuántos dólares puedes comprar, según su tarifa) como para compras por internet (cuyo límite -que llamamos cupo- es para este momento de US$400).


El control de los dólares hace imposible comprar por internet


¿Cobras en dólares? Tienes que venderlos al estado, que te los paga a la cifra oficial, dictaminada por él mismo (en el momento en que escribo esto, BsF. 4,30 por cada dólar) y nada de cuentas en dólares en bancos venezolanos a menos que ganes tanto dinero como para que ellos mismos te abran una cuenta fuera del país para que puedas administrarlos desde tu banco.

Estas restricciones resultan molestas para el geek particular, cuando quiere hacer las cosas que casi cualquier otro geek latinoamericano puede hacer, como comprar en eBay o Amazon su nueva Tablet, o comprar una Geek Pillow. Ni que decir que cosas como la iPad o -mucho más a mi gusto- el Nexus One desde la página de Apple o de Google.

Venezuela solía ser un país tecnologico


En el resto de América Latina, Venezuela es visto (o fue visto durante muchos años) como un país de ricos, gracias a las grandes cantidades de dinero que ingresan a causa del petróleo. Mucho menos conocida es la realidad de los altos niveles de pobreza, que aumenta a medida que recibimos devaluaciones (recientemente tuvimos la última, de un 100%) y que nuestra capacidad de adquirir divisas y/o artículos traídos del extranjero es cada vez más complicada. Límites de consumo y control cambiario son ahora mismo parte de nuestros mayores problemas (sin contar con otros problemas como la crisis energética o del servicio de agua que sufrimos en este momento).

Por sólo citar un ejemplo, hace no mucho tiempo la diferencia tecnológica entre Estados Unidos y Venezuela era de aproximadamente una semana, lo que nos hacía un país sumamente tecnológico. Ahora la brecha puede ser de meses.

Sólo puedes salir del país si te aprueban


Aún recuerdo amargamente que, gracias a estas limitaciones no pude ir a Adobe en Vivo 2009 en Lima, ni antes de eso ir a Bogotá a un seminario de Aikido con dos de las figuras más importante del Continente en este Arte Marcial. Cosas que para otros son asunto de tener o no el dinero suficiente para realizarlo, para nosotros se convierte además en un asunto de correr con la suerte de que se nos aprueben las divisas y que no superen el límite que nos es impuesto.


Hay que aclarar algo: la medida de regulación de divisas no es algo nuevo, es una herramienta válida en ciertas circunstancias y tampoco es la primera que tenemos. Lo que es irregular es: 1. No es común tener límite de acceso a divisas; 2. Un control en el precio del dólar es una medida temporal, que suele estar un par de meses cuando mucho. Nosotros llevamos aproximadamente 3 años.

Cómo lidiar con estas restricciones


Si necesitas la nueva MacBook, quieres el Nexus One o lo que sea, tu solución pasará por obtener dinero a través de Paypal (que no tiene acuerdos con ningún banco en el país), hacer que alguien te la traiga desde fuera y pagársela en bolívares, comprarla en el mercado local con precios que pueden hasta triplicar el precio en lo mercados extranjeros o conseguir dólares en el mercado paralelo (mercado negro).

No quiero entrar en el tema político, que siempre es peliagudo, pero sí dejar claro que ser geek en mi país, Venezuela, es cada vez más una complicada aventura, normalmente con más sinsabores que éxitos.

Estoy seguro que seguiremos buscando formas de no quedarnos atrás en lo que amamos y -en muchos casos- nos da de comer.

Cuidado al elegir quien quieren que los gobierne.

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